UNA VEZ LEÍ UNA HISTORIA

jueves, 18 de diciembre de 2008

"... mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes los cabelos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo...

El principito.


El cine es el resultado de mirar la esencia de la vida con el alma y hacerla visible para los ojos. Pero para ello, como para domar al zorro del Principito, hay que tener paciencia y aprender a disfrutar de la mágica experiencia de la observación, posicionándose ante lo que está aconteciendo de la misma manera que uno se sienta frente al mar o ante la chimenea, mientras siente crepitar las llamas del fuego en el hogar.

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